Naturaleza en casa para combatir la ansiedad
Un estudio de paisajismo ofrece diseños biofílicos para aumentar los espacios verdes en los hogares
La utilización de plantas en un espacio cerrado puede disminuir hasta un 58% la depresión y un 37% la ansiedad, según un estudio realizado por la Universidad de Sidney. Fernando Pozuelo, director del estudio de paisajismo Fernando Pozuelo Landscaping Collection comenta: «Hasta hace relativamente poco era normal convivir con la naturaleza, pero cada vez más personas viven en grandes ciudades y aislados del mundo natural. Por eso, el trastorno por déficit de naturaleza es un fenómeno muy reciente por el que cada vez más profesionales se interesan. Lamentablemente, el COVID-19 ha llevado esta tendencia al extremo, por lo que existe el temor de que muchas más personas se vean afectadas mucho más rápido. Si queremos que nos afecte lo menos posible tenemos que esforzarnos en mantener ese vínculo gracias a los recursos que tenemos en casa que, paradójicamente, pasan por el uso de la tecnología y reflexionar sobre cómo solucionar esta tendencia en el futuro». Así, anima a escuchar sonidos que emulen la naturaleza para ayudar a nuestra mente a desconectar y aumentar nuestra capacidad de relajación.
En la red podemos conocer los parques y jardines nacionales más relevantes sin salir de casa gracias a plataformas como Vivir los parques, de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos. Además, herramientas como Google Maps nos permiten visitar virtualmente algunos de los parques y jardines más populares dentro y fuera de nuestras fronteras gracias a las imágenes en 360º de Street View: el parque del Retiro, los jardines del Generalife o los Jardines de Sabatini, en España; los jardines de Butchart, en Canadá; el jardín botánico tropical de Nong Nooch, en Tailandia; los jardines del Palacio de Versalles o los jardines Claude Monet, en Francia; los de Keukenhof, en Holanda; los jardines de la Villa d’Este, en Italia; los de Suzhou, en China o Central Park, en Estados Unidos.
Diseño biofílico
Desde este estudio de paisajismo se señala que esta situación excepcional de confinamiento pone de manifiesto que «los hogares de la mayoría de las personas no están pensados para conectar con la naturaleza». Este problema se podría solucionar mediante la aplicación del diseño biofílico, una corriente que apuesta por acercar la naturaleza a zonas urbanas o espacios interiores, a través de la inclusión de elementos naturales o que nos evoquen a ella a través de formas, texturas o colores. Con el objetivo de ayudar a las personas que estén sufriendo el trastorno por déficit de naturaleza y cuyos hogares no cuenten con elementos naturales, este estudio ha anunciado una iniciativa pro bono para realizar un pequeño estudio biofílico de manera gratuita a todos aquellos que lo deseen para que puedan adaptar su hogar en cuanto les sea posible, no solo para zonas interiores, sino también para terrazas, azoteas, porches o jardines. Para ello solo es necesario enviarles documentación (fotografías, vídeos, esquemas, planos del espacio del que se desee obtener el estudio al correo info@fernandopozuelo.com
Humanos en cuarentena, ¿pero qué ocurre con la naturaleza?
Parecía un caso aislado. A mediados de marzo, los usuarios de Twitter explotaron de felicidad cuando se difundió un video que mostraba el agua limpia y transparente de los canales de Venecia (Italia) que permitía ver sus peces e incluso, de acuerdo con el autor del tuit, los cisnes habían regresado al área. Días más tarde, ¡delfines y hasta un cocodrilo! Y así los casos de los animales capturados en video invadiendo los espacios tradicionalmente ocupados por humanos se fueron multiplicando con el paso de los días.
Aunque recientemente la revista National Geographic verificó y aclaró que muchos de estos avistamientos de animales eran falsos, el entusiasmo que manifiestan los usuarios al ver animales libres y saludables refleja la esperanza que aún guarda la humanidad en que la Tierra y su fauna sean capaces de trascender con éxito a la pandemia actual.
“Creo que la gente realmente quiere creer en el poder de la naturaleza para recuperarse”, comentó Susan Clayton, profesora de Psicología y Estudios Ambientales. “La gente espera y confía en que, sin importar lo que hayamos hecho, la naturaleza sea lo suficientemente poderosa como para superarlo”.+
Aire más puro
Gracias a la tecnología espacial se ha podido registrar científicamente otro efecto del aislamiento humano sobre la naturaleza: el cambio en los niveles de contaminación sobre ciertas ciudades desde que se detuvo la circulación de personas, autos y toda actividad comercial que no resulte esencial para contrarrestar la emergencia sanitaria.
A inicios de marzo, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) publicaron imágenes satelitales que mostraron una caída dramática entre enero y febrero de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire de China, uno de los países más contaminantes. “Hay evidencia de que el cambio está relacionado, al menos en parte, con la desaceleración económica que siguió al brote de coronavirus”, dijeron comunicaron ambas agencias.
Lo mismo ocurrió al norte de Italia (segundo epicentro de la pandemia). Aunque podría haber ligeras variaciones en los datos debido a la capa de nubes y al cambio climático, estamos muy seguros de que la reducción de emisiones que podemos ver coincide con el bloqueo en Italia que causa menos tráfico y actividades industriales”, explicó a mediados de marzo Claus Zehner, gerente de la misión Copernicus Sentinel-5P de la ESA.
Importantes donaciones del Grupo Iberostar
Desde el principio de la crisis sanitaria, el Grupo Iberostar se sumó a las iniciativas de carácter solidario. Desde todos los hoteles, los equipos prepararon y distribuyeron el material de sus almacenes, que pudiera aliviar la situación en las comunidades donde operan.
Así, las propiedades de Europa y norte de África donaron alimentos y material textil como sábanas y toallas, así como 88.000 pares de guantes, 28.000 barbijos, 20.000 gorros y 800 litros de alcohol en gel, entre otros productos de protección y limpieza. Esto llegó a hospitales de Túnez, Mallorca, Marbella y Lisboa, así como a numerosas organizaciones e instituciones. Además de las donaciones, el hotel Iberostar Club Palmeraie Marrakech, en Marruecos, cedió habitaciones para alojar a médicos y personal sanitario.
Asimismo, en América, las donaciones se centraron en alimentos a comunidades vulnerables, tal es el caso de República Dominicana. También se hicieron donaciones a través del Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur) de República Dominicana, el Ayuntamiento de Bayahíbe, el Banco de Alimentos de México, el Ministerio de Salud Pública de Jamaica y la Asistencia Social Abrigo Moacyr Alves de Brasil.